En el programa cultural por el aniversario 500 de la fundación de Santiago de Cuba no podía faltar la conga con el inconfundible sonido de la corneta china.
Este elemento instrumental atesora 112 años de su debut en el Paseo Paso Franco de la calle Trocha en Santiago. Feliciano Mesa era el director de esa conga. Así lo afirma el músico santiaguero, clarinetista y saxofonista David Mesa Ibarra, quien en su juventud integró la orquesta de Chepín, en su Santiago natal.
Hace un tiempo conversamos con él, quien nos reveló lo mucho que sabe del origen del acriollado instrumento, calificado por el periodista Pedro de la Hoz como “diana, anunciación de la Conga”, en su ensayo La conga va a empezar.
Mesa Ibarra, quien también es luthier, cuenta que en 1903 un grupo de músicos santiagueros andaban por el Barrio Chino de la capital y escucharon a unos chinos tocar una corneta pequeña, hecha con una caña de bambú. Al parecer, el sonido del grave al agudo y lo que lograban con el Re les llamó la atención aunque no les gustó el hecho de que sonaba muy suave, pero les agradó tanto que se llevaron una corneta a Santiago empeñados en hacer una réplica que sonara bien fuerte, y lo lograron.
Esa fue la corneta de El Paso Franco de la Trocha. Luego pasó a Los Hoyos y vino la competencia a ver quién la hacía sonar mejor. Pero, no hay que olvidar —dice Mesa— que donde primero se escuchó fue en la Loma del Tibolí, en la Trocha.
Para lograr la mejor corneta china santiaguera, según Mesa, hay que usar una madera preciosa, preferentemente ácana, baria o ébano. Él prefiere las de ácana, y el secreto, además, está en la boquilla del tubito cónico (de mayor a menor) de caña brava, “esa boquilla es la mágica, da el agudo. Las soldaduras deben ser de plata o de bronce o con un baño de plata”, asegura.
Vuelve a la boquilla y revela otro de los secretos de la corneta santiaguera: “Los que la tocamos sabemos cuando hay que echar en agua esa cañita de la boquilla para que suene la corneta como debe sonar”.
Y otro secreto más de la corneta que identifica la conga santiaguera: “El que la toca debe colocarse en una posición más alta que la gente. Si es un caballo mucho mejor. Siempre tenemos que estar algo más altos que los bailadores, por arriba de la gente”, expresa en su gracejo popular.
La corneta en cuestión, según el también luthier y músico, no tiene muchos recursos, solo se le sacan tres tonos y dos semitonos. La escala es de cinco sonidos.
“Tocar la corneta china santiaguera es una labor artística, al igual que fabricarla”. Según él no se puede hacer en serie, ni en fábricas, es una labor artesanal.
“Una a una y ninguna es igual. Otro secreto: los huequitos, pero eso no se puede explicar, cada quien que fabrica una tiene su manera de hacerlo”.
“En cuanto a la campana se hace de aluminio, hay quien hasta las ha hecho de plata pero mientras más delgada y menos pesada suena mejor. Yo prefiero la de lata, por ejemplo. Aprenderla a tocar, es como cualquier instrumento pero hay que practicarlo todos los días. Yo lo hago sistemáticamente, como si fuera al conservatorio”.
El maestro David Mesa entró en la Banda del Ejército en 1961, a los 16 años de edad. “Me hice músico profesional y artesano luthier, aunque no soy el único pero tampoco hay muchos que sepan hacer la corneta china santiaguera”, expresa con natural orgullo.
La famosa corneta china que conocemos, la santiaguera, es un hermoso híbrido de las originales cornetas genuinamente chinas. El sonido es más vibrante que las originales de Asia. Una banda de jóvenes músicos de Córdoba, Argentina tiene incorporada una corneta china santiaguera, construida por David Mesa.
Autor: Marta Rojas Rodríguez (23 de julio de 2015)